jueves, 5 de octubre de 2017

Henning Mankell / Primera crónica / 29 de enero de 2014

Henning Mankell


Henning Mankell
PRIMERA CRÓNICA
29 de enero de 2014

Hace un par de semanas viajé a Estocolmo para ver a un traumatólogo que me había tratado anteriormente. Acudí con un diagnóstico de hernia discal dolorosa en el cuello, pero al día siguiente volví a Gotemburgo con un diagnóstico de cáncer grave.
No guardo ningún recuerdo en particular del viaje de vuelta a Gotemburgo, salvo la intensa gratitud que sentí porque mi mujer, Eva, estaba conmigo.
Al cabo de unos días, en el centro para enfermedades pulmonares del Hospital Universitario de Sahlgrenska, me lo dejaron bien claro: era grave. Tenía un tumor en la parte posterior del cuello y otro en el pulmón izquierdo. El cáncer también podría haberse extendido a otras partes del cuerpo.
Ahora me estoy sometiendo a las últimas pruebas antes de que se decida qué tratamientos voy a recibir.
Mi ansiedad es muy profunda, aunque por lo general consigo mantenerla a raya.
Desde el principio quise escribir acerca de lo que me sucede.
He decidido contarlo tal y como es.
Sin embargo, lo haré desde la perspectiva de la vida, no de la muerte.
Lo publicaré ahora aquí y después en el periódico sueco Göteborgs-Posten.
Empiezo ahora.
Acabo de empezar.




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