miércoles, 4 de febrero de 2015

Sobre el secuestro de Sergio Pitol

Sergio Pitol

Tienen “secuestrado” a Sergio Pitol, 
dice su familia
BIOGRAFÍA
Por Eirinet Gómez
Miércoles 4 de febrero de 2015 

Xalapa, Ver. Sergio Pitol Demeneghi, escritor mexicano galardonado con el Premio Cervantes 2005, ha perdido la lucidez. En 2006 se le detectó una afasia primaria progresiva, que a la fecha le ha causado un deterioro múltiple en las funciones cognitivas y conductuales.

Su familia, los Pitol Rodríguez y Demeneghi Colina, inició en octubre del 2014, un juicio de interdicción, para obtener su tutela y poder cuidarlo. Reconocen en él un estado de vulnerabilidad física, económica y jurídica.

No obstante, la juez de Primera Instancia de lo Familiar, María Concepción Andrade López, negó la tutela del escritor a la familia. En su lugar, nombró tutora provisional a la procuradora de la Defensa del Menor del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en el estado, Adelina Trujillo Landa.

Inconformes, los familiares presentaron un amparo ante una instancia federal. Acusan a la juez de un “tendencioso” actuar en beneficio del DIF Estatal. Cuestionan que a pesar de que la ley privilegia a la familia de primer y hasta cuarto grado, les hayan negado el resguardo del escritor.

Ahora que el galardonado escritor debió ser internado por el estallamiento de una úlcera gástrica, la familia decidió hacer público el estado de vunerabilidad en que se encuentra Pitol. Así como las dificultades legales en que se encuentran.

Señalan al chofer del escritor, Guillermo Perdomo Mendoza, a Elizabeth Corral Peña, catedrática de la Universidad Veracruzana y a Rodolfo Mendoza, titular del Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC), de integrar “una camarilla que tiene secuestrado a Sergio”.

Las familias Pitol Rodríguez y Demeneghi Colina han emprendido una batalla legal para tener la tutela de Sergio Pitol. Quieren prestarle las mejores atenciones médica y resguardar su patrimonio.

Sergio Pitol, la enfermedad

Pitol Demeneghi tuvo una salud física quebradiza, desde la infancia. Muy pequeño contrajo un paludismo al que le llamaban malaria consultiva, que por mucho tiempo lo incapacitó para ir a la escuela primaria, y mermó su salud para siempre.

En 2006, después de varias estancias fuera del país, la consolidación de su carrera como escritor y traductor, y de tener una vida adulta con una salud estable, Pitol comenzó a presentar fallas en la expresión verbal.

El diagnóstico fue afasia primaria progresiva no fluente, y lo emitió Mario López Gómez, neurólogo con una especialidad en neuropsiquiatría (cédula profesional 2555862 y cédula de especialidad 4255532).

El parte médico elaborado el 1 de septiembre del 2014 –al que tuvo acceso La Jornada y que hace un recuento de la detección, síntomas y avance de la enfermedad–, describe una enfermedad implacable con el escritor y traductor.

En 2009 Sergio Pitol perdió la capacidad de enunciar “frases de más de cinco palabras conexas”, y “la mayor parte del tiempo ni siquiera puede pronunciar una palabra adecuadamente”.

En aquellos días, el Premio Cervantes también presentaba palilalia, un trastorno del lenguaje que consiste en la repetición acelerada y cada vez más rápida de una palabra. Pitol solía repetir constantemente una misma palabra dicha por su interlocutor, unos minutos antes.

Para 2010, el autor de El Viaje experimentó problemas de comprensión del lenguaje. Y en 2011, fallas graves de memoria y de reconocimiento de objetos. Los primeros meses del 2014 tuvo episodios confusionales (delirium): “Se quiere salir de su casa, piensa que está en otro lugar y se angustia”.

Además, presentó “ideas delirantes relacionadas con la necesidad de traer mucho dinero para pagar deudas e ideas de pobrezas delirantes”.

López Gómez, el médico neurólogo, habló de un deterioro múltiple en las funciones cognitivas y conductuales, y advirtió de los riesgos que éstos significaban para el escritor en el ámbito de su integridad física, jurídica y económica.

“Recomiendo manejo con asistencia y cuidado personal constante (cuidador con conocimiento de enfermería). Considero necesario que se tomen medidas legales para contrarrestar la vulnerabilidad jurídica que pueda tener en este estado actual, y considero necesario que se hagan los procedimientos necesarios para determinar un custodio legal de bienes y dictaminar jurídicamente su estatus de discapacitado”, planteó el doctor.

“Sergio ha sido un hermano para nosotros”

Sergio Pitol Demeneghi es conocido en el mundo intelectual como un viajero. Nació el 18 de marzo de 1933, en Puebla. A partir de 1960, muy joven, vivió en varios países europeos, en Varsovia, Budapest y Moscú. Fue embajador de México en Checoslovaquia.

Huérfano de padre y madre antes de cumplir los cinco años, se preocupó por conservar sus lazos afectivos con su tío materno Agustín Demeneghi Buganza, su tutor en la infancia, y con los hijos de éste, a quienes consideró como hermanos.

“Sergio viajó mucho, pero nunca se distanció de nosotros”, dice, Luis Demeneghi Colina, uno de los primos del escritor. En entrevista con La Jornada, despliega una carpeta color negra con 250 cartas que Sergio Pitol escribió a su familia durante sus viajes por el mundo.

Las cartas familiares datan de 1962, y están fechadas en diferentes lugares, desde Belgrado hasta Pekín. La mayoría están escritas a mano, en letra cursiva, con lápiz o en lapicero azul. También, hay algunas a máquina. En ellas, Pitol deja constancia del cariño hacia la familia. Por ejemplo, a su tío Arturo Demeneghi dice considerarlo como un padre. Y de Luis Demeneghi se dice “su hermano mayor”.

De la correspondencia entre Pitol y su familia destaca un texto fechado en Pekín, en 1962, dirigido a Luis Demeneghi, que estudiaba economía en la UNAM. Pitol dice hablar en calidad “de hermano mayor tuyo que me siento” y le aconseja a su primo que estudiar y “mantener tu libertad de criterio sobre todas las cosas”.

En otra carta fechada en 1971, ante la noticia de la muerte de su abuela materna, Catalina Buganza, Pitol se dirige a ella cariñosamente como “la nonita”, y expresa sus condolencias a su tío Agustín Demeneghi.

“Muy querido tío, hay momentos como este en que uno se da cuenta de que las palabras no sirven para nada, que no logran expresar la auténtica intensidad de los sentimientos. Desde hace un rato, estoy tratando de ponerte unas líneas para comunicarte el profundo dolor que he experimentado ante la comunicación de la muerte de la nonita, pero me siento aun tan amputado emocionalmente por la noticia, que apenas puedo reunir unas líneas”.

Antes de las cartas, Luis Demeneghi mostró tres libros de Pitol: El arte de la fuga, El mago de Viena y Los mejores cuentos. En ellos, se observan dedicatorias de puño y letra de Pitol, donde refrenda su cariño.

El juicio de interdicción

En el expediente médico del escritor y traductor, destaca una consulta médica celebrada el 21 de octubre del 2009. Ese día, el neurólogo López Gómez, dibujó en una hoja una línea del tiempo sobre la enfermedad que padece Pitol, en una hoja en blanco.

Por un lado se pueden ver estimaciones de años y posibles síntomas. Por otro lado, los cuidados médicos y jurídicos que tiene que realizar la familia, para garantizar condiciones optimas de calidad de vida. En una parte de la hoja destaca la expresión “juicio de interdicción”, subrayada.

Luis Demeneghi relata que en esa consulta, el médico planteó un proceso degenerativo, que tarde o temprano derivaría en la necesidad de que un miembro de su familia asumiera la tutela de Pitol.

En octubre del 2014, después de una consulta con médicos cubanos, que confirmaron el marcado deterioro en la salud del escritor, las familias Pitol Rodríguez y Demeneghi Colina acordaron iniciar el proceso de interdicción.

El primo del escritor jamás imaginó que la juez de Primera Instancia de lo Familiar, María Concepción Andrade López, le negaría la tutela. Y mucho menos se imaginó que la favorecida sería Adelina Trujillo Landa, procuradora de la Defensa del Menor, del DIF estatal.

Para Luis Demeneghi es inconcebible que cuando hizo ver a la juez que Pitol necesitaría los cuidados de parte de enfermeros, haya nombrado a Nidia Vicent Ortega y Elizabeth Corral Peña, profesoras de literatura de la Universidad Veracruzana, como las cuidadoras del autor de El mago de Viena.

“La juez argumentó que Pitol me había rechazado como su tutor –claro, porque lo han envenenado en mi contra, le han dicho que me quiero quedar con su dinero–, y como no había ningún familiar más, cuando se desarrollaron las diligencias del juicio ni al momento de emitir el dictamen –versión que es falsa porque estaban ahí otros familiares de Sergio–, dejó a mi primo en manos de una camarilla”, dijo Demeneghi.

“Desde entonces no tenemos contacto con él. No se nos permite verlo, y cuando alguno de mis sobrinos habla a su casa para saber de Sergio, se les niega la información”, se queja.

Los familiares aseguran que hubo dolo en la decisión de la juez Andrade López: “Creemos que hay intereses muy poderosos para alejar a Sergio de su familia y quedarse con su nombre, sus bienes, su patrimonio y sus derechos de autor”.

Con el Premio Cervantes internado en el área de terapia intensiva, en el hospital Los Ángeles, debido al estallamiento de una úlcera gástrica, la familia se cuestiona: “¿Qué sigue para Sergio? ¿Que se recupere, pasen 15 días, y vuelva al hospital por descuido médico? Sergio está en el hospital porque no lo cuidan bien”.

Ahora la familia gestiona un amparo ante instancias federales, para revocar la tutela otorgada en favor de Adelina Trujillo. Se reconocen con derechos familiares para cuidarlo en este momento de su enfermedad, como herederos de sus derechos de autor. Y defienden la voluntad de Pitol, por entregar su biblioteca personal a la Universidad Veracruzana.

“Yo era la niña de sus ojos, y ahora no puedo verlo”

La evidencia fotográfica de la convivencia familiar entre Sergio Pitol y los Pitol Rodríguez y Demeneghi Colina, está resguardada en la computadora de Laura Demeneghi, su sobrina. En una carpeta, decenas de fotografías, muestran la convivencia del escritor con sus primos y sobrinos.

Destaca una imagen: el escritor abraza a su sobrina, a la altura de los hombros, y reposa su cabeza sobre la de ella. Están sonrientes. Hay otra foto, donde Pitol y Laura están juntos, y atrás de ellos, sobresale una pintura que su sobrina le regaló en su cumpleaños 81.

“A mí la que más me gusta es esta”, dice Laura y muestra la imagen de un Sergio Pitol que aplaude, mientras uno de los más pequeños de su familia rompe una piñata, en Cholula Puebla.

“Significa todo. Es que él se haya desplazado hasta Cholula, Puebla, para estar aquí. Tener la disposición de ir a una fiesta infantil y aplaudir mientras los niños rompen la piñata. Es un Pitol como poco lo menos visto”, dice Laura Demeneghi.

Sobre la relación que ella tenía con el escrito, recuerda: “No pasaba una semana sin que yo lo viera ¿Qué era yo para mi tío? Era la niña de sus ojos. Él y yo tenemos cosas en común, y ahora no puedo verlo”.

Para la familia Demeneghi Colina, el Premio Cervantes está secuestrado por “una camarilla” que tiene interés en apoderarse del nombre del escritor y sus bienes. Identifican, inicialmente a su chofer Guillermo Perdomo Mendoza y a Elizabeth Corral Peña, como los principales interesados en aislarlo de su familia.

Pero advierten que hasta el titular del Instituto Veracruzano de la cultura (IVEC), Rodolfo Mendoza, tiene un interés personal sobre el patrimonio del galardonado escritor. Aseguran que se toma atribuciones que no le corresponden sobre la vida y obras del escritor.

“¿Por qué sale a la prensa y habla de la enfermedad de mi tío cuando su familia ha guardado discreción? ¿Quién se cree él, que gestiona quién puede entrevistarse o no con mi tío?”, se cuestiona la sobrina de Pitol, una joven pintora.

Junto a su hija Laura, Luis Demeneghi asegura que emprenderán una férrea defensa jurídica por tener la tutela del escritor y prestarle los cuidados médicos que requiere.

“Han dicho que la familia se quiere quedar con el dinero de Sergio, que nos queremos aprovechar de él, que la familia lo quiere dañar, etc. De saliva es muy fácil difamar a la gente. Yo quisiera una sola prueba de que me he querido quedar con el dinero de Sergio. Si estamos interesados en Sergio es porque es parte de nuestra familia”, reitera Luis Demeneghi.


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